Cuando la situación de la empresa así lo requiere, cuando uno o varios colaboradores no son productivos, cuando no se adaptan ni actúan con integridad consistente, es necesario terminar con esa relación de trabajo, ya que no beneficia a la organización. Esa terminación debe hacerse, de ser posible, con estilo, educación y sentido humano y una vez ponderada, no se ha de postergar.

En algunos casos, los empleados despedidos pueden beneficiarse de programas de recolocación. El objetivo de este servicio es que la persona despedida disponga de posibilidades y habilidades para encontrar en un plazo medio, un nuevo empleo acorde a su nivel. Para ello, se le da preparación, medios y ayudas de distintos tipos.