El bienestar de las personas trabajadoras es un aspecto crucial para el éxito de cualquier empresa. Cuando las personas gozan de salud y están felices, son más productivas, creativas y están más comprometidas con su trabajo. Además, se sienten valoradas y cuidadas por su empresa, lo que genera mayor lealtad y satisfacción con su trabajo.

Un grupo de profesionales de la economía de la Universidad de Warwick llevaron a cabo una investigación para analizar la relación entre felicidad de las personas trabajadoras y productividad. Los resultados de dicha investigación pusieron de manifiesto que el bienestar laboral hacía que las personas fueran un 12% más productivas.

Por el contrario, cuando las personas sufren de estrés, problemas de salud mental o física, o falta de equilibrio entre su vida laboral y personal, pueden experimentar una disminución en su rendimiento y compromiso con el trabajo, lo que puede afectar negativamente a la rentabilidad de la empresa.

Tenemos el ejemplo de empresas diversas a nivel de tamaño, sector y ámbito de actuación, que tienen la responsabilidad legal y ética de proporcionar un ambiente laboral seguro y saludable para sus personas trabajadoras, entonces ¿por qué no aprender de sus buenas prácticas y resultados y comenzar a desplegar nuestra estrategia como empresa poniendo el bienestar de las personas en el centro?

Sabemos que el bienestar de las personas trabajadoras es esencial para el éxito a largo plazo de cualquier empresa; sabemos que, al invertir en programas de bienestar y cuidado de la salud mejora la productividad, retenemos talentos valiosos y cumplimos con nuestra responsabilidad social corporativa fomentando el trabajo ético y sostenible, teniendo en cuenta nuestro impacto en la sociedad y el medio ambiente. Entonces, ¿a qué estamos esperando?

Dimensiones del bienestar en el entorno laboral 

Para trabajar cada una de las dimensiones del bienestar en el entorno laboral tenemos que tener en cuenta que todas están interconectadas y tienen un impacto directo en la salud y el bienestar general de las personas, así que nuestro enfoque debe ser holístico, enfocado en el bienestar integral, buscando promover la salud a través de la educación y el empoderamiento de la persona para una toma de decisiones informadas sobre su propio bienestar.

Las dimensiones del bienestar en el entorno laboral que podemos trabajar en la empresa son:

  1. Salud física: se refiere al estado físico de las personas, incluyendo su capacidad para realizar tareas físicas y su resistencia a enfermedades y lesiones. Y no solamente este, incluye también los necesarios descansos. 
  2. Salud nutricional: se refiere a la alimentación saludable y equilibrada, lo que puede tener un impacto directo en su salud física y emocional.
  3. Salud medioambiental: se refiere al entorno en el que trabajan, incluyendo la calidad del aire, la iluminación, la temperatura y otros factores que pueden afectar su salud y bienestar.
  4. Salud emocional: se refiere a la salud mental y emocional de las personas, incluyendo su capacidad para manejar el estrés y las emociones negativas.
  5. Salud social: se refiere a las relaciones sociales y la interacción con otras personas, lo que puede tener gran impacto en la satisfacción laboral y la motivación.
  6. Salud financiera: se refiere a la estabilidad financiera de las personas trabajadoras, incluyendo su capacidad para pagar sus facturas y ahorrar para el futuro.

 

Y, ¿Cómo fomentamos el bienestar de cada una de las áreas? 

Mejorar la calidad de vida de las personas trabajadoras y su productividad mediante la implementación de programas y políticas que aborden los múltiples factores que influyen en su bienestar, siempre bajo un prisma integral.

Traemos algunas sugerencias:

  • Salud física: fomentando la actividad física, promoviedo una alimentación saludable, proporcionando un entorno de trabajo seguro y ergonómico.
  • Salud nutricional: ofreciendo opciones saludables en el comedor, durante las reuniones de trabajo y/o en las máquinas expendedoras de alimentos, proporciona información sobre nutrición y hábitos alimentarios saludables.
  • Salud medioambiental: promoviendo prácticas sostenibles en el lugar de trabajo, como la reducción de residuos y el uso de energías renovables. Por ejemplo, uso de residuos orgánicos para compost y utilizarlo para abonar las plantas de la oficina. 
  • Salud emocional: ofreciendo por ejemplo programas de apoyo emocional y psicológico, como el coaching o el counselling, fomentando un ambiente de trabajo positivo y colaborativo, ofreciendo flexibilidad laboral para ayudar a las personas a equilibrar su vida personal y profesional.
  • Salud social: fomentando la comunicación y el trabajo en equipo, organizando por ejemplo actividades de trabajo en equipo que involucren a todas las personas.
  • Salud financiera: ofreciendo por ejemplo programas de educación financiera, proporciona opciones de ahorro para la jubilación y seguros de salud asequibles.

Como vemos, hay múltiples alternativas para fomentar el bienestar laboral en nuestra empresa, incluyendo, además de la implementación de programas de bienestar, la promoción de un ambiente de trabajo positivo y respetuoso, el fomento del equilibrio entre la vida laboral y personal, la provisión de oportunidades de desarrollo profesional, la comunicación regular con las personas empleadas, el reconocimiento y la recompensa del buen trabajo, y el fomento de la colaboración y el trabajo en equipo.

 

Factores a considerar a la hora de decidir qué estrategia seguir 

Es importante que la estrategia que elijamos se integre en la cultura y políticas de la empresa para que sean efectivas y sostenibles a largo plazo.

Al elegir la mejor opción para fomentar el bienestar laboral, hay varios factores que debes considerar:

  1. Las necesidades de las personas empleadas: asegurarnos de que las opciones que elijamos aborden las necesidades específicas de las personas. Por ejemplo, si trabajan en posiciones sedentarias, es posible que soliciten implementar programas de actividad física para ayudarles a mantenerse saludables.
  2. La cultura de tu empresa: asegurarnos de que las opciones que elijamos se ajusten a la cultura de tu empresa y sean bien recibidas por todas las personas. Por ejemplo, si la empresa valora la flexibilidad laboral, es posible que debamos implementar programas que permitan a las personas trabajar desde casa o tener horarios flexibles.
  3. La accesibilidad: asegurarnos de que las opciones que elijamos sean accesibles para todas las personas. Por ejemplo, si implantamos programas de actividad física, es importante que nos aseguremos de que sea accesible a todos los niveles de condición física y tenga en cuenta todas las habilidades.
  4. La efectividad: asegurarnos de que las opciones que elijamos sean efectivas para fomentar el bienestar laboral de las personas trabajadoras de tu empresa. Realiza un seguimiento y evaluación regular para determinar si las opciones que has elegido están teniendo un impacto positivo en la salud y el bienestar de todas ellas.

Todo esto está muy bien y queda muy bonito sobre el papel, ¿verdad? Pero es que no tenemos suficiente tiempo para dedicar a la planificación e implementación de un programa de bienestar laboral, tampoco tenemos los recursos necesarios para llevarlo a cabo, no tenemos experiencia previa en programas de este tipo, quizá los equipos de trabajo no están comprometidos con la idea de un programa de bienestar laboral o no conozcan sus beneficios y/o no les motiva nada participar de uno de ellos …

Si experimentamos alguna de estas señales, podemos considerar buscar asesoramiento y acompañamiento externo  que pueda proporcionar recursos y servicios adicionales para ayudarnos a elegir, implementar y evaluar el programa que mejor se adapte a las personas y a la empresa. Cuenta para ello con nuestro equipo 😉

 

¿Quieres que te acompañemos a fomentar el bienestar integral de las personas que forman parte de tu empresa? 

 

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